Un poeta es un satélite en constante caída

Un poeta es un satélite en constante caída
© Senderos Editores. Diseño y diagramación: Carlos Andrés Almeyda Gómez. Editor: Mario Torres Duarte. Se permite la reproducción parcial de este libro siempre y cuando sea citada la fuente, su autor y su editorial.

sábado, 28 de noviembre de 2015

Buenos Aires, 4 de septiembre

Será cuando me vaya que nadie más cerrará las ventanas.

El aire de la casa se hará más frío.

El paisaje gris de la ciudad entrará por debajo de la puerta.

El teléfono sonará todos los días hasta que algo falte.

Las luminarias no se encenderán de nuevo.

El café se hará piedra en la despensa.

Ya no tendrán lugar en mis ojos los tediosos crepúsculos.

La Luna no se reflejará nunca más en estas manos

y mis mejillas carecerán del brillo que ofrece el día.

Mi cielo seguirá con su color rojo y a veces negro.

Las calles contarán las mismas gotas, los mismos pasos

las mismas hojas secas

y uno que otro perro canequero dejará sus huellas

en la cara de la noche.

Los libros que leía con mis amigos se quedarán allí

con el polvo que será su cuerpo.

Mi armónica ya no sabrá de labios

ni de notas, ni del viento

mi gato pasará a ser de mis hermanos

hasta que él también se vaya.

Todo será cuando yo no esté

cuando mis huesos

sean un riego de jardines al abrigo de algún árbol caribeño.


Pero ahora es no importa porque en este preciso instante

me veras volar en la ciudad de la furia,

me verás caer como flecha salvaje.

Ahora, en este preciso momento,

me verás dormir al amanecer

entre tus piernas,

 entre tus piernas.


***

Poema publicado originalmente en:





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